- ¿Vendrías
conmigo? – los sentimientos que comenzaron a desbordarse dentro de mí, brotaban
inundando mi ser de emoción, parecía como si fuera una pequeña flor en aquellos
días en los que el brillante sol con su luz hace que comiencen a florecer poco
a poco. Debido a ello no me percaté de lo cerca que estaba Kuromu de mi,
incluso creo que es la primera vez que lo menciono por su nombre.
- Yuuta?
– tomando mi mano me acerco a él tan cerca que podía sentir su respiración en
mi cara, acercándose a mi oído comenzó a hablar – Parece que todavía estas muy
confundido, ¿no es así? – rio al decir aquello, y en ese momento tomo mi mentón
y comenzó a acercarse lentamente a mí, parecía que mi esencia se hubiera
desvanecido debido a su presencia, creí que me iba a besar, estaba tan cerca… y
cerré mis ojos como reacción de ello, pero… nada paso, al momento de abrirlos
tenia frente a mí a Kuromu riéndose juguetonamente, no pude evitar el sentirme
totalmente avergonzado por ello, y ni siquiera tenía palabras para excusarme de
lo sucedido.
- El
sábado – mostré una expresión de no saber a qué se refería – el sábado hay
misa, te estaré esperando ya con una respuesta – dicho esto solo se fue, quede
plantado al piso sin saber que pensar o que sentir, me había puesto totalmente
en ridículo!
En ese momento comencé mi recorrido de vuelta a casa,
tenía tantas cosas que pensar, ¿ir con él?, ¿a dónde?, con… ¿mi padre…? El solo
hecho de pensar en ello hace que mi rostro pierda toda emoción y lo único que
deseo es dormir, para poder olvidar todo lo que paso y calmar el dolor durante
un rato, pero… a la vez no quiero hacerlo, quiero ir con Kuromu, pero eso
parece imposible. Creo que será mejor que lo olvide todo y le diga que no.
Ya llegado el sábado pase todo el día nervioso sin saber
que le diría, pero aun así… ¿que estoy haciendo aquí en misa?, no es que sea
alguien que viene muy frecuentemente que digamos y aparte tampoco es que a
veces me desespere mucho en ello ni nada por el estilo… es solo que esto
definitivamente no es normal para mí. En lo que estuve aquí no vi para nada a
Kuromu, se supone que debería estar ayudando en algo.
Ya terminada la misa estuve esperando a fuera a mi madre,
como ya había mencionado anteriormente, esta de colaboradora aquí, esto
realmente le gusta mucho.
- Sabía
que vendrías – al momento de escuchar la voz de Kuromu no quería ni voltear a
verlo, no después de lo que paso – ¿Estás bien? – se acerco a mí.
- No
tengo razones para no estarlo, ¿o sí? – ¡ha! Le aplique su juego de siempre.
- ¡Bien!,
entonces dime… ¿cuál es tu respuesta? – al escuchar eso mi cuerpo se paralizo,
no tenía razones para ir con él, pero… de verdad quería acompañarlo, quería
saber más de él, solo que… había algo que no me permitía aquello. Ahora que lo
pienso, el siempre ha sido mi razón de no poder ser feliz, mi padre siempre ha
sido esa razón.
- Lo
siento… pero, no lo sé – un tono de tristeza se adentro en aquellas palabras
que salieron de mi boca – sabes que no es fácil para mí… - el dolor se mezcla
con la ira y empieza a salir esa parte de mi tan fría y distante que siempre he
odiado.
- Te diré
un secreto, aunque la verdad ya no sé si este sea un secreto o no, mi razón de
estar aquí es porque él me mando por ti - ¿Qué era… lo que estaba escuchando? –
Se que tienes muchas razones para no querer venir conmigo Yuuta, eso lo sé
perfectamente, pero él tiene algo muy importante que decirte, es una persona
sorprendente, y lo que te hizo, y… por lo que pasaste fue por una razón – no
salió de mi palabra alguna.
- ¡Yuuta!
– escuche la voz de mi mama, parece que ya había terminado lo que sea que
estuviese haciendo – ¿Kuromu? – lo miro como si supiera que estaba pasando y
prefirió no hablar.
- Buenas
noches Chiai – le respondió amablemente como siempre, cuando se trata de que
piensen que es una persona tan seria y dulce como se ve, actúa de esa manera,
pero comienzo a creer y sentir que realmente el no es así. – Quiero decirle que
le agradezco mucho lo que hizo por mí este tiempo que estuve aquí, tal vez no
fue mucho pero me la pase muy agradablemente en compañía de ustedes, gracias
por su amabilidad –
- Fue un
placer tenerte con nosotros Kuromu, siempre estarán abiertas las puertas de
esta iglesia para ti, espero volver a verte algún día.
- A decir
verdad, siento que será difícil volver con Ryouta, después de lo que ocurrió
con Mamoru… - cada vez que menciona aquél nombre con tanta confianza y
sencillez me hace sentir que la grieta que hay dentro de mi cada vez tenga
menos posibilidades de cerrar. – No sé lo que pasara ahora, y mi regreso aquí
no creo que sea algo posible, las cosas no funcionaron como esperábamos, aún
así fue mucha tu ayuda para mi Chiai, gracias – dijo esto haciendo una
reverencia.
- Yuuta…
¿podrías adelantarte? – ¿acaso hay algo que me están ocultando?
- Claro,
te espero en casa – no tenía otra opción más que obedecer a mi madre, no podía
estar ahí estorbando en algo que no tiene nada que ver conmigo.
Regrese a casa exhausto y agobiado por la sobrecarga de
información en tan poco tiempo, ya los días parecían ir recuperando su color y
las nubes daban paso a la brillante luz del sol cuando, tenía que volver a
recuperar el recuerdo de él… Aún así prefiero no pensar en eso, es algo que no
me incumbe… ya no.
Tenía pensado irme a dormir después de lo que pasó pero
antes de que diera paso alguno hacia mi cama escuche el sonido de la puerta
principal, y no es que sea muy entrometido ni nada pero preferí ir a recibir a
mi mamá, puede que me mencione algo con respecto a lo que paso.
- ¿Mamá?
– baje las escaleras y me dirigí hacia la sala de estar, parecía que no había
nadie… tal vez fue mi imaginación.
- ¡¡Yuuta!!
– escuche su voz gritarme por detrás.
- ¡¿Mamá?!,
¡por favor al menos avisa! – como detesto que haga eso, creo que un día de
estos va a venir matándome de un susto – ¡¿ahora te crees un ninja o qué?! –
hay momentos en los que hablo de forma muy exaltada a las personas, y no es que
lo haga con intención de herir sus sentimientos, es mi manera de expresarme
pero, hay veces en las que termino lastimando a las personas de esa manera,
aunque no sea mi intención.
- Vamos,
vamos, no te lo tomes todo tan a pecho Yuuta, tengo que hablar contigo – dichas
estas últimas palabras pareciera que estuviese escuchando a alguien más,
normalmente mi madre es tan tranquila y alegre pero, cuando se trata de algo
serio cambia su voz drásticamente, haciendo que tengas razones para
preocuparte.
- ¿Qué
pasa…? – Tendrá que ver con… Eso que no quiero mencionar…?
- Es
sobre tu padre… - lo sabía. – Sé que no quieres ir, Kuromu ya me lo dijo, pero
no solo me dijo eso, me contó todo lo que paso – todo lo que paso…? – Dime
Yuuta… te gusta Kuromu? – No sé porque en ese momento sentí que me cayó una
piedra gigante en la cabeza.
- ¡¿Qué?!,
porque, ¿por qué me preguntas eso?, yo… claro que no, ¿cómo podría gustarme
alguien como él?, aparte es un hombre, ¡pero claro que no!
- El
hecho de que estés todo sonrojado y la forma en la que hablas me dice otra
cosa.
- ¡¿Qué
cosas te dijo?!, ¡Cuando lo vea lo golpeare! – creo que con esto toda la
frustración de lo que me había pasado quedo atrás rápidamente.
- Pues ya
no lo verás. – esas palabras dichas de una manera fría retumbaron en mi mente.
- ¿Regresara
con él…? – en lugar de parecer una pregunta, era más bien una afirmación.
- Tiene
qué, pero ese no es el problema Yuuta, tienes que ir, hazlo por ti mismo no por
tu padre, hay cosas que aún no sabes que allá descubrirás, cosas que necesitas,
que tienen que ver con lo que paso.
- Pero
eso significaría…
- ¡¡Yuuta!!
– la manera en la que se expreso me dejo sorprendido, normalmente ella no se
pone de ese humor tan fácilmente – ¿No puedes dejar de aferrarte ya al pasado?,
¿no habías dicho que querías ser fuerte?, dime… comportándote de esa manera ¿en
qué te ayudará?, no fue fácil, lo sé, no eres el único que ha pasado por cosas
difíciles, hay personas que han pasado por peores y saben seguir adelante,
trata de superarlo y seguir… - conforme hablaba, el tono de su voz parecía ir
disminuyendo, al igual que se veía como si estuviera siendo arrastrada por la
desesperación al ver que en el rostro de su débil hijo no se mostraba signo
alguno de emoción, pero como culparla si lo único que trataba de hacer era
alentarme y mostrarme la realidad de las cosas, y aunque pareciere que no le
estuviera tomándole importancia alguna, esas palabras dolieron profundamente,
pero… sabía que tenía razón y que, aunque una parte de mi no quisiera, tenía
que hacer algo.
- Iré –
fue lo único que dije, y en ese momento levanto su rostro con una expresión de
no entender lo que decía, creo que para ella también era bastante sorprendente
el que cambiara de opinión.
- ¿De
verdad?, pero… El tren a Akita se irá a las 10:30 p.m. es el que él tomará y
solo quedan 15 minutos para que el tren se vaya.
- ¡¿Cómo se
supone que lo voy a alcanzar?!, ¿cómo es posible que me digan esto a último
momento?, y luego te quejas de que hago la tarea a última hora… - mi
frustración regreso, definitivamente regreso, pero veo divertido el hecho de
tratar de alcanzar el tren – Rayos, ¿y el equipaje?, ¿qué se supone que me voy
a llevar?
- No te
preocupes por eso, lo hice tomando en cuenta que dirías que si – dijo
despreocupadamente, pero para mí más bien fue algo descarado que hiciera mi
equipaje sin decirme nada, ni tomar en cuenta mis decisiones - ¡¿Cómo?!, ni
creas que casi me estás echando de la casa –
- Sabes
que yo no haría algo así mi pequeño niño – a mi no me engaña con ese tono.
- Ya
tengo 16 años mamá, creo que es una edad suficientemente grande como para que
empiece a tomar mis propias decisiones.
- Pues no
mientras vivas bajo este techo jovencito – mamá 2 puntos, yo 0.
- En fin,
se me hace tarde – en ese momento se fue la luz, y se escucharon unos extraños
ruidos.
- Minami…
mira, mira, ¿no te parece muy diminuto? – todo estaba oscuro y no podíamos
distinguir de donde provenían aquellas voces.
- Yuuta,
vete ya. – fueron las palabras que oí salir de la boca de mi madre cuando sentí
un golpe muy fuerte y creí que ahí todo había terminado.
- ¿Yuuta?
– escuche el susurro de, esa voz…
Pasados ya unos minutos después de escucharla me levante
precipitadamente debido a la impresión de recordar lo sucedido, y, al ver con
quien estaba en este momento…
- ¡¿Kuromu?!
– no pude evitar ese tono de sorpresa en mi voz a pesar de estar enojado con
él, para empezar, ¿qué estaba haciendo aquí?
- Dime,
¿ya cambiaste de opinión?
- Yo… iré
contigo… pero, ¿Qué fue lo que paso?, ¿y mi mamá?, ¿está bien? – un montón de
preguntas más comenzaron a formularse en mi mente, ¿que estaba sucediendo
exactamente?
- Tranquilo,
ahora todo está bien, no te preocupes por Chiai, está en perfectas condiciones,
es algo que te puedo asegurar.
- ¿Y cómo
se yo que puedo confiar en alguien como tú? – definitivamente ya no pienso
permitir que por el hecho de que me sienta atraído por él se burle de mi.
- Mmm…
creí que eras un chico ingenuo y tranquilo, haha realmente no esperaba que me
hablaras de esa manera pero… - se acerco rápidamente a mí y comenzó a dar toda
su palabrería, que en la que ya no pienso caer, de siempre. – Creí que eras
algo así como un cachorrito, pero veo que hasta esos tienen sus colmillos, ¿no
es así? – ya prácticamente encima de mí, sentí como su suave cabello rozaba mi
cuello y muy lentamente mordía mi oreja izquierda. Pensé que me dejaría llevar
por él, pero en ese momento recordé algo muy importante que había olvidado.
- ¡¿Y el
tren?!, ¿no salía a las 10:30 p.m.? – estaba todo histérico por ello y el
parecía tener en su cara una apariencia de total serenidad.
- Yuuta…
eso paso hace una hora y media, estuviste dormido mucho tiempo, y pues ni modo
que te llevara así, qué pensarían de mi.
- Lo que
yo me pregunto es que piensan ya de ti – dije sarcásticamente.
- ¿Disculpa?,
vaya, vaya, no imagine que el hijo de Ryouta fuera tan insolente, pero… pues
viniendo de tal padre…
- No
hables de ello por favor. – interrumpí sus molestas palabras acerca de ello,
para mí no es fácil escuchar hablar acerca de mi padre, y luego… ¿diciéndome
que me parezco a él…? – Por cierto, ¿quiénes eran las personas que fueron a mi
casa?, ¿estás seguro que mi mamá está bien?
- Claro
que lo estoy, esas personas también trabajan para tu padre… son conocidos de
Chiai, así que todo estará bien, claramente no tienen razones para dañarla. –
¿también trabajaban para mi padre?
- ¿Y qué
hacían aquí? – me intrigaba saber más acerca de lo que estaba pasando, y, ¿a
quién no lo haría?, además… siempre he sido una persona muy curiosa.
- ¡Eso!,
mmm… te lo diré cuando lleguemos allá, ¿te parece?, tendremos que tomar el
primer tren que salga en la mañana, rayos, definitivamente a Ryouta esto no le
va a gustar…
- Entonces…
¿regresamos a mi casa?, bueno, digo… mientras esperamos a irnos en el próximo
tren – supongo que es lo que tendríamos que hacer, después de todo.
- ¿No te
parecería mejor dormir al aire libre?, todo se ve perfecto desde aquí, se
pueden ver más estrellas ya que es un pequeño pueblo – a pesar de que tenía
razón en lo que decía, parecía que más no quería regresar, pero prefería mejor
no estar de entrometido, hay personas a las que no les gusta mucho eso…
- Está
bien, quedémonos aquí.
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