miércoles, 15 de mayo de 2013

the Beloved Gun - Capítulo 2: No puede llover hacia arriba


- ¿Vendrías conmigo? – los sentimientos que comenzaron a desbordarse dentro de mí, brotaban inundando mi ser de emoción, parecía como si fuera una pequeña flor en aquellos días en los que el brillante sol con su luz hace que comiencen a florecer poco a poco. Debido a ello no me percaté de lo cerca que estaba Kuromu de mi, incluso creo que es la primera vez que lo menciono por su nombre.

- Yuuta? – tomando mi mano me acerco a él tan cerca que podía sentir su respiración en mi cara, acercándose a mi oído comenzó a hablar – Parece que todavía estas muy confundido, ¿no es así? – rio al decir aquello, y en ese momento tomo mi mentón y comenzó a acercarse lentamente a mí, parecía que mi esencia se hubiera desvanecido debido a su presencia, creí que me iba a besar, estaba tan cerca… y cerré mis ojos como reacción de ello, pero… nada paso, al momento de abrirlos tenia frente a mí a Kuromu riéndose juguetonamente, no pude evitar el sentirme totalmente avergonzado por ello, y ni siquiera tenía palabras para excusarme de lo sucedido.

- El sábado – mostré una expresión de no saber a qué se refería – el sábado hay misa, te estaré esperando ya con una respuesta – dicho esto solo se fue, quede plantado al piso sin saber que pensar o que sentir, me había puesto totalmente en ridículo!

En ese momento comencé mi recorrido de vuelta a casa, tenía tantas cosas que pensar, ¿ir con él?, ¿a dónde?, con… ¿mi padre…? El solo hecho de pensar en ello hace que mi rostro pierda toda emoción y lo único que deseo es dormir, para poder olvidar todo lo que paso y calmar el dolor durante un rato, pero… a la vez no quiero hacerlo, quiero ir con Kuromu, pero eso parece imposible. Creo que será mejor que lo olvide todo y le diga que no.


Ya llegado el sábado pase todo el día nervioso sin saber que le diría, pero aun así… ¿que estoy haciendo aquí en misa?, no es que sea alguien que viene muy frecuentemente que digamos y aparte tampoco es que a veces me desespere mucho en ello ni nada por el estilo… es solo que esto definitivamente no es normal para mí. En lo que estuve aquí no vi para nada a Kuromu, se supone que debería estar ayudando en algo.

Ya terminada la misa estuve esperando a fuera a mi madre, como ya había mencionado anteriormente, esta de colaboradora aquí, esto realmente le gusta mucho.

- Sabía que vendrías – al momento de escuchar la voz de Kuromu no quería ni voltear a verlo, no después de lo que paso – ¿Estás bien? – se acerco a mí.

- No tengo razones para no estarlo, ¿o sí? – ¡ha! Le aplique su juego de siempre.

- ¡Bien!, entonces dime… ¿cuál es tu respuesta? – al escuchar eso mi cuerpo se paralizo, no tenía razones para ir con él, pero… de verdad quería acompañarlo, quería saber más de él, solo que… había algo que no me permitía aquello. Ahora que lo pienso, el siempre ha sido mi razón de no poder ser feliz, mi padre siempre ha sido esa razón.

Lo siento… pero, no lo sé – un tono de tristeza se adentro en aquellas palabras que salieron de mi boca – sabes que no es fácil para mí… - el dolor se mezcla con la ira y empieza a salir esa parte de mi tan fría y distante que siempre he odiado.

- Te diré un secreto, aunque la verdad ya no sé si este sea un secreto o no, mi razón de estar aquí es porque él me mando por ti - ¿Qué era… lo que estaba escuchando? – Se que tienes muchas razones para no querer venir conmigo Yuuta, eso lo sé perfectamente, pero él tiene algo muy importante que decirte, es una persona sorprendente, y lo que te hizo, y… por lo que pasaste fue por una razón – no salió de mi palabra alguna.

- ¡Yuuta! – escuche la voz de mi mama, parece que ya había terminado lo que sea que estuviese haciendo – ¿Kuromu? – lo miro como si supiera que estaba pasando y prefirió no hablar.

- Buenas noches Chiai – le respondió amablemente como siempre, cuando se trata de que piensen que es una persona tan seria y dulce como se ve, actúa de esa manera, pero comienzo a creer y sentir que realmente el no es así. – Quiero decirle que le agradezco mucho lo que hizo por mí este tiempo que estuve aquí, tal vez no fue mucho pero me la pase muy agradablemente en compañía de ustedes, gracias por su amabilidad –

Fue un placer tenerte con nosotros Kuromu, siempre estarán abiertas las puertas de esta iglesia para ti, espero volver a verte algún día.

- A decir verdad, siento que será difícil volver con Ryouta, después de lo que ocurrió con Mamoru… - cada vez que menciona aquél nombre con tanta confianza y sencillez me hace sentir que la grieta que hay dentro de mi cada vez tenga menos posibilidades de cerrar. – No sé lo que pasara ahora, y mi regreso aquí no creo que sea algo posible, las cosas no funcionaron como esperábamos, aún así fue mucha tu ayuda para mi Chiai, gracias – dijo esto haciendo una reverencia.

- Yuuta… ¿podrías adelantarte? – ¿acaso hay algo que me están ocultando?

- Claro, te espero en casa – no tenía otra opción más que obedecer a mi madre, no podía estar ahí estorbando en algo que no tiene nada que ver conmigo.

Regrese a casa exhausto y agobiado por la sobrecarga de información en tan poco tiempo, ya los días parecían ir recuperando su color y las nubes daban paso a la brillante luz del sol cuando, tenía que volver a recuperar el recuerdo de él… Aún así prefiero no pensar en eso, es algo que no me incumbe… ya no.

Tenía pensado irme a dormir después de lo que pasó pero antes de que diera paso alguno hacia mi cama escuche el sonido de la puerta principal, y no es que sea muy entrometido ni nada pero preferí ir a recibir a mi mamá, puede que me mencione algo con respecto a lo que paso.

- ¿Mamá? – baje las escaleras y me dirigí hacia la sala de estar, parecía que no había nadie… tal vez fue mi imaginación.

- ¡¡Yuuta!! – escuche su voz gritarme por detrás.

- ¡¿Mamá?!, ¡por favor al menos avisa! – como detesto que haga eso, creo que un día de estos va a venir matándome de un susto – ¡¿ahora te crees un ninja o qué?! – hay momentos en los que hablo de forma muy exaltada a las personas, y no es que lo haga con intención de herir sus sentimientos, es mi manera de expresarme pero, hay veces en las que termino lastimando a las personas de esa manera, aunque no sea mi intención.

- Vamos, vamos, no te lo tomes todo tan a pecho Yuuta, tengo que hablar contigo – dichas estas últimas palabras pareciera que estuviese escuchando a alguien más, normalmente mi madre es tan tranquila y alegre pero, cuando se trata de algo serio cambia su voz drásticamente, haciendo que tengas razones para preocuparte.

- ¿Qué pasa…? – Tendrá que ver con… Eso que no quiero mencionar…?

- Es sobre tu padre… - lo sabía. – Sé que no quieres ir, Kuromu ya me lo dijo, pero no solo me dijo eso, me contó todo lo que paso – todo lo que paso…? – Dime Yuuta… te gusta Kuromu? – No sé porque en ese momento sentí que me cayó una piedra gigante en la cabeza.

- ¡¿Qué?!, porque, ¿por qué me preguntas eso?, yo… claro que no, ¿cómo podría gustarme alguien como él?, aparte es un hombre, ¡pero claro que no!

- El hecho de que estés todo sonrojado y la forma en la que hablas me dice otra cosa.

- ¡¿Qué cosas te dijo?!, ¡Cuando lo vea lo golpeare! – creo que con esto toda la frustración de lo que me había pasado quedo atrás rápidamente.

- Pues ya no lo verás. – esas palabras dichas de una manera fría retumbaron en mi mente.

- ¿Regresara con él…? – en lugar de parecer una pregunta, era más bien una afirmación.

- Tiene qué, pero ese no es el problema Yuuta, tienes que ir, hazlo por ti mismo no por tu padre, hay cosas que aún no sabes que allá descubrirás, cosas que necesitas, que tienen que ver con lo que paso.

- Pero eso significaría…

- ¡¡Yuuta!! – la manera en la que se expreso me dejo sorprendido, normalmente ella no se pone de ese humor tan fácilmente – ¿No puedes dejar de aferrarte ya al pasado?, ¿no habías dicho que querías ser fuerte?, dime… comportándote de esa manera ¿en qué te ayudará?, no fue fácil, lo sé, no eres el único que ha pasado por cosas difíciles, hay personas que han pasado por peores y saben seguir adelante, trata de superarlo y seguir… - conforme hablaba, el tono de su voz parecía ir disminuyendo, al igual que se veía como si estuviera siendo arrastrada por la desesperación al ver que en el rostro de su débil hijo no se mostraba signo alguno de emoción, pero como culparla si lo único que trataba de hacer era alentarme y mostrarme la realidad de las cosas, y aunque pareciere que no le estuviera tomándole importancia alguna, esas palabras dolieron profundamente, pero… sabía que tenía razón y que, aunque una parte de mi no quisiera, tenía que hacer algo.

- Iré – fue lo único que dije, y en ese momento levanto su rostro con una expresión de no entender lo que decía, creo que para ella también era bastante sorprendente el que cambiara de opinión.

- ¿De verdad?, pero… El tren a Akita se irá a las 10:30 p.m. es el que él tomará y solo quedan 15 minutos para que el tren se vaya.

- ¡¿Cómo se supone que lo voy a alcanzar?!, ¿cómo es posible que me digan esto a último momento?, y luego te quejas de que hago la tarea a última hora… - mi frustración regreso, definitivamente regreso, pero veo divertido el hecho de tratar de alcanzar el tren – Rayos, ¿y el equipaje?, ¿qué se supone que me voy a llevar?

- No te preocupes por eso, lo hice tomando en cuenta que dirías que si – dijo despreocupadamente, pero para mí más bien fue algo descarado que hiciera mi equipaje sin decirme nada, ni tomar en cuenta mis decisiones - ¡¿Cómo?!, ni creas que casi me estás echando de la casa –

- Sabes que yo no haría algo así mi pequeño niño – a mi no me engaña con ese tono.

- Ya tengo 16 años mamá, creo que es una edad suficientemente grande como para que empiece a tomar mis propias decisiones.

- Pues no mientras vivas bajo este techo jovencito – mamá 2 puntos, yo 0.

- En fin, se me hace tarde – en ese momento se fue la luz, y se escucharon unos extraños ruidos.

- Minami… mira, mira, ¿no te parece muy diminuto? – todo estaba oscuro y no podíamos distinguir de donde provenían aquellas voces.

- Yuuta, vete ya. – fueron las palabras que oí salir de la boca de mi madre cuando sentí un golpe muy fuerte y creí que ahí todo había terminado.


- ¿Yuuta? – escuche el susurro de, esa voz…

Pasados ya unos minutos después de escucharla me levante precipitadamente debido a la impresión de recordar lo sucedido, y, al ver con quien estaba en este momento…

- ¡¿Kuromu?! – no pude evitar ese tono de sorpresa en mi voz a pesar de estar enojado con él, para empezar, ¿qué estaba haciendo aquí?

- Dime, ¿ya cambiaste de opinión?

- Yo… iré contigo… pero, ¿Qué fue lo que paso?, ¿y mi mamá?, ¿está bien? – un montón de preguntas más comenzaron a formularse en mi mente, ¿que estaba sucediendo exactamente?

- Tranquilo, ahora todo está bien, no te preocupes por Chiai, está en perfectas condiciones, es algo que te puedo asegurar.

- ¿Y cómo se yo que puedo confiar en alguien como tú? – definitivamente ya no pienso permitir que por el hecho de que me sienta atraído por él se burle de mi.

- Mmm… creí que eras un chico ingenuo y tranquilo, haha realmente no esperaba que me hablaras de esa manera pero… - se acerco rápidamente a mí y comenzó a dar toda su palabrería, que en la que ya no pienso caer, de siempre. – Creí que eras algo así como un cachorrito, pero veo que hasta esos tienen sus colmillos, ¿no es así? – ya prácticamente encima de mí, sentí como su suave cabello rozaba mi cuello y muy lentamente mordía mi oreja izquierda. Pensé que me dejaría llevar por él, pero en ese momento recordé algo muy importante que había olvidado.

- ¡¿Y el tren?!, ¿no salía a las 10:30 p.m.? – estaba todo histérico por ello y el parecía tener en su cara una apariencia de total serenidad.

- Yuuta… eso paso hace una hora y media, estuviste dormido mucho tiempo, y pues ni modo que te llevara así, qué pensarían de mi.

- Lo que yo me pregunto es que piensan ya de ti – dije sarcásticamente.

- ¿Disculpa?, vaya, vaya, no imagine que el hijo de Ryouta fuera tan insolente, pero… pues viniendo de tal padre…

- No hables de ello por favor. – interrumpí sus molestas palabras acerca de ello, para mí no es fácil escuchar hablar acerca de mi padre, y luego… ¿diciéndome que me parezco a él…? – Por cierto, ¿quiénes eran las personas que fueron a mi casa?, ¿estás seguro que mi mamá está bien?

-  Claro que lo estoy, esas personas también trabajan para tu padre… son conocidos de Chiai, así que todo estará bien, claramente no tienen razones para dañarla. – ¿también trabajaban para mi padre?

- ¿Y qué hacían aquí? – me intrigaba saber más acerca de lo que estaba pasando, y, ¿a quién no lo haría?, además… siempre he sido una persona muy curiosa.

- ¡Eso!, mmm… te lo diré cuando lleguemos allá, ¿te parece?, tendremos que tomar el primer tren que salga en la mañana, rayos, definitivamente a Ryouta esto no le va a gustar…

- Entonces… ¿regresamos a mi casa?, bueno, digo… mientras esperamos a irnos en el próximo tren – supongo que es lo que tendríamos que hacer, después de todo.

- ¿No te parecería mejor dormir al aire libre?, todo se ve perfecto desde aquí, se pueden ver más estrellas ya que es un pequeño pueblo – a pesar de que tenía razón en lo que decía, parecía que más no quería regresar, pero prefería mejor no estar de entrometido, hay personas a las que no les gusta mucho eso…

- Está bien, quedémonos aquí.

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