sábado, 11 de mayo de 2013

the Beloved Gun - Capítulo 1: Adentrándose a un oscuro pasado

A pesar del tiempo que ha transcurrido, parece que la herida y aquellos momentos que no me gusta recordar, no podrán borrarse con el… era algo de lo que estaba consciente, un problema no desaparece con el simple hecho de ignorarlo, y para una persona con una personalidad y voluntad tan débil como la mía superar algo que te ha lastimado profundamente y lo sigue haciendo parece imposible…

Hay momentos en los que me gustaría superarlo, olvidar todo lo que paso y seguir adelante, y sé que puedo ser capaz de lograrlo, ser feliz, pero de una extraña y tonta manera no quiero. El dolor se ha convertido en algo que siempre está dentro de mí, algo que siempre está presente y me recuerda que aunque todo parece marchar bien, al final será destruido por algún inesperado y triste suceso que volverá a hacerme caer en una profunda depresión. Pero… ¿eso no es lo emocionante de la vida? No saber qué será lo que te depara un futuro próximo pero, seguir adelante disfrutando de una vida que algunas personas no pueden ya que no tienen esas posibilidades en un mundo tan corrupto y destruido, realmente es así pero, llegue a un punto en el que todo eso para mí se había convertido en algo vacío y sin sentido, por lo que reflexionando acerca de lo que había pasado caí tontamente en el hecho de pensar que todo el dolor que cargaba era mi parte de mi, era mi orgullo, y no quería deshacerme de él, porque… pasar por todo eso y superarlo tan fácil? ¿Y dejar todos los recuerdos atrás? Estaba tan perdido que decidí seguir ese camino, sea el lugar al que me llevara.

Vivo en un pequeño y tranquilo pueblo llamado Kakunodate que se encuentra en la prefectura de Akita, allí vivo con mi madre y mi padre…bueno, el tiene un importante trabajo del que nunca habla con nosotros, y realmente creo que prefiero no saber en qué trabaja, pero sé que es en algún lugar de América, su trabajo parece quitarle todo su tiempo, por lo que máximo lo veo una vez al año, aún así no tenemos una gran relación de padre e hijo por lo que pienso que es más tranquilo de esta manera.

- Todo está oscuro… mi cuerpo… duele.

Me levanté de donde estaba y observé el lugar en el que me encontraba, me pareció extraño, lo único que recuerdo era mi regreso de clases, solo eso. Todo mi cuerpo estaba adolorido, muy apenas podía moverme, parecía que una enorme piedra hubiese estado encima de mí, y a parte mi cabeza daba vueltas y vueltas. Acaso tropecé con algo de regreso a casa y termine así? A parte, así?! Tanto así? Enojadamente me levante de donde estaba y pude advertir que me encontraba en el parque más cercano a mi casa. A pesar de lo extraño de la situación preferí no romperme la cabeza pensando en ello por lo que mejor no le tomé importancia y decidí seguir con mi camino.

Normalmente siempre paso por este lugar cuando regreso de clases, el regreso es cálido y pacífico, siempre puedes contar con que habrá la tranquilidad que necesitas después de un largo y estresante día de clases, y el panorama que se aprecia es perfecto, simplemente perfecto.

Cerca de aquí se encuentra una pequeña iglesia en la que a mi madre le gusta estar de colaboradora, pasando por ahí pude ver estaban organizando algo, tal vez en estas fechas se celebre algo importante, la curiosidad asaltó mi mente por lo que me acerque para averiguar de qué se trataba.


Estando ya más cerca logre visualizar a mi mamá, parece que estaba conversando con alguien.

- Mamá! – me acerqué para saludarla y acabar con mi curiosidad.

- Yuuta... ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó mi distraída y amada madre, realmente no sé qué haría sin esa mujer, no es que dependa mucho de ella ni nada parecido…

- Creo que es porque vivo a dos cuadras de aquí… - respondí con sarcasmo.

- Haha… cuida tu vocabulario jovencito, ¿que no ves que hay alguien presente? – a pesar de sus palabras sabía que no lo decía en serio, ni con esa forma autoritaria que parece, ya que además de ser mi mamá es mi mejor amiga, así que nuestra relación es muy estrecha.

- Parece que ustedes dos se llevan muy bien – escuche hablar a la persona que estaba junto a mi madre, su voz… era, como decirlo… ah! Definitivamente tengo un vocabulario demasiado pobre, pero… al ya prestarle atención a esa persona, era un chico un tanto más alto que yo, su cabello era corto, pero como el de una chica, un poco más y le llegaba a los hombros, con un color café claro y muy liso, no tenía… esto suena extraño viniendo de un hombre pero, debo admitir que no tenía un mal rostro y, su vestimenta era totalmente de un color blanco, tan blanco como la nieve, parecía… algo que tal vez no pueda explicar con las escasas palabras de mi vocabulario, o más bien, prefería no pensar en ello ya que… es un hombre!!

Después de mis millones de pensamientos que corrían rápidamente a cada segundo, le contesté.

- Ahh… ¿qué?, si, si, así nos llevamos todo el tiempo… - rayos! Desgraciadamente siempre he sido de ese tipo de personas que son muy obvias cuando algo les atrae, siempre ha sido un enorme defecto para mí y eso no ha sido muy agradable.

- Ya veo… - a pesar de la faceta de amabilidad que mostró su rostro, lo dijo más bien en un tono sarcástico, ¿acaso se está burlando de mi?

- ¡Bueno! – mi mamá corto ese tenso he incomodo silencio – Gracias por todo Kuromu, espero poder estar viniendo constantemente –

- Claro, espero lo mismo, al parecer a su hijo también le llamo la atención esto – lo dijo de una amable manera mirándome fijamente, sus ojos denotaban una cierta y hermosa calidez, que a la vez de verse pacifico y bello también parecía que esos ojos te atraían como si dentro de ellos hubiese algo escondido que espera por ser descubierto, tenían una bella forma como si fueran dos gotitas de agua, y su color… era oscuro, pero sus ojos no tenían un tono negro sino eran un gris oscuro, un hermoso gris.

- A él? Haha, nunca le gusta acompañarme cuando vengo – mamá burlándose sarcásticamente de mi como siempre.

- Haha… no me ayudes mamá…

- Está bien! Ahora si tengo que apurarme porque mi programa de esta hora está por comenzar y ya sabes cómo son estos ocios Kuromu – le dijo guiñándole un ojo como si se conocieran desde hace mucho tiempo y tuvieran una gran confianza entre sí.

- Creo que puedo asimilar eso – le respondió a su gesto mostrándole su lengua como un niño pequeño y rebelde.

No dije palabra alguna después de lo sucedido, fue algo demasiado extraño para mi… más bien, fue alguien demasiado extraño para mi… no lo sé, los sentimientos que estaban presentes en ese momento eran algo desconocido, pero realmente prefiero no tomarle importancia, ya que es algo… “eso” es, algo imposible! Precisamente a que me refiero con “eso” y a parte el es un hombre y yo soy hombre, y está ayudando en una iglesia… en una iglesia! De seguro a de pensar que este tipo de cosas son malas y en contra de sus creencias.

Ya siendo de noche baje a ver qué era lo que me esperaba en el comedor, ya estando servida la cena estuve platicando con mamá acerca de hoy y otras cosas cotidianas y sin importancia de las que normalmente hablamos, y por inercia pregunte acerca de la persona que estaba con ella en la mañana.

- Y… mamá, ¿quién era la persona con la que estabas hablando cuando yo llegue?

- Eh?, mmm… Kuromu?, la verdad… ¡no lo sé! – dijo sonrientemente.

- ¡¿Qué?! Pero si parecía que se conocían de años!

- ¿Tú crees? La verdad es una persona recién trasladada aquí, conocido de tu padre. – pareciera que paso un largo tiempo en silencio antes de que volviera a decir palabra alguna – solo llego un día de repente pidiendo ser colaborador en la iglesia, parece que quiere aprender a convivir con quienes estamos ahí… pero, ¿porqué preguntas? – aquellas últimas palabras que probablemente sabía que mencionaría y que al mismo tiempo, no sabía con que excusa responder, y precisamente me pregunta a mi mismo acerca de ello… ¿porqué pregunte eso?

- Curiosidad, curiosidad – tenía que parecer al menos algo normal, como ya mencione anteriormente, soy demasiado obvio y además de obvio malo para mentir.

Pareció que ignoro totalmente el hecho de que hubiera mencionado palabra alguna con respecto a esa persona, pero por mi está bien, prefiero que esto quede como si nada hubiera pasado.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------  
                                   
Al día siguiente mientras iba camino al colegio recordé lo ocurrido el día anterior y… no sé porque cuando pasaba por ahí, pase de reojo mi mirada para ver si aquella persona se encontraba, lo intente lo más despistadamente posible que pude, pero creo que no soy bueno para estas cosas por lo que una amiga de mi mamá me saludo y comenzó a hablarme acerca de muchas cosas a las cuales realmente no presté atención, me excuse diciendo que tenía que apurarme porque mis clases comenzarían pronto y noté que realmente comenzarían pronto por lo que me eché a correr lo más rápido posible.

Ya estaba a punto de entrar al colegio, iba caminando precipitadamente, ya que por ir corriendo demasiado rápido me cansé y preferí tomar un descanso… tampoco tengo gran condición física que digamos… sentí un empujón y emergió mi lado impulsivo, una de las miles de cosas que no me gustan de mi personalidad descarriada, me enojé por ello ya que ese empujón fue algo demasiado obvio, entonces gire la mirada y hable

- Podrías fijarte por donde caminas?! – dije frustradamente. Cuando lo vi, aquella persona del día anterior… pero se veía tan diferente… era el mismo?! A juzgar por su ropa no parecía para nada lo que anteriormente había visto, estaba vestido totalmente diferente, y aparte en su oreja derecha pude percibir que tenía puestos cinco piercings. Definitivamente quede en shock total por lo que estaba viendo y aparte… por qué le había contestado de esa manera?! Ante mi mal educada e imprudente reacción hizo un gesto como de sorprendido de una manera tan sarcástica y mostro su lengua descaradamente.

En mi mente solo podía visualizar en letras gigantes la palabra… ¡¿Qué?!

Quede sorprendido ante tal comportamiento, ¿qué le pasa?, realmente no parecía ser la misma persona que tenía el aspecto de alguien lleno de paz y calidez.

- Qué ocurre hijo de Ryouta? – al escuchar las palabras que menciono no pude evitar el quedar completamente atónito, de verdad trabajaba para mi padre?

- ¿Cómo sabes eso? – lo que decía parecía no tener emoción alguna, el recordarlo a él solo me traía aquellos doloroso recuerdos que quedaron grabados tristemente dentro de mí.

- Trabajo para el – el hecho de saber que esta persona realmente conoce a mi padre y está familiarizado con él hace que mi alma de paso de nuevo a la tristeza, aunque… siempre ha estado abierta para ella, nunca hemos podido llevarnos bien, nunca he podido ser lo que espera que sea, tampoco su forma de tratarme ha ido la más correcta.

- ¿Realmente trabajas para él?, Y… te ha hablado de mi?, ¿por qué sabes quién soy?

- Lo siento, pero en lo que tiene que ver con mi trabajo es algo de lo que no puedo hablar contigo.

- Y… ¿qué estás haciendo aquí? – no quería sonar de manera tan precipitada y desesperada, y a parte ayer no me había puesto de esta manera cuando me madre me conto pero… ahora me parece inquietante saber acerca de esta persona, y sobre lo que tiene que ver con mi padre.

- Mmm… ¿no entendiste que no puedo hablarte sobre ello? – a pesar de que aquellas palabras fueron dichas con amabilidad, dolieron, precisamente no entiendo porque, no tendría que tener efecto alguno sobre mí, pero me sentía un tanto vulnerable ante todo esto que estaba escuchando.

- Estoy cansado – al decir esto, preferí seguir con mi camino, a pesar de que ayer el hecho de que estuviera conmigo parecía una situación demasiado atractiva, en este momento solo quería tenerlo lejos de mi y dejar de escuchar lo que decía.

- Espera, espera – el momento en que dijo esas palabras sujetó mi mano. Creo que en ese momento sentí como si todo mi cuerpo fuera tomado por una extraña sensación de escalofríos.

- Tengo que irme!, Se, se me hará tarde para llegar a clases – no pude evitar el tono de nerviosismo que denotaban mis palabras.

- Dices… - me contesto levantando una ceja – Sabes que no irás a clases por que todo lo que te dije fue demasiado para ti, mejor ven conmigo, no pierdes nada con ello o sí?

- Una parte de mi se sentía atraída por ello, y la otra, tenía miedo. Quería conocerlo más, siento algo en el que… no es normal, por lo que preferí no ejercer oposición alguna.

- Vamos sé feliz, sé que puedes lograr superar lo que te paso, no olvides que… Papá está contigo! – esta vez su voz volvió a tener el bello tono y la calidez que había mostrado el día anterior.

- Papá?, te refieres a Dios?, No creo que él esté interesado en estar al lado de alguien que no cree mucho en el que digamos… y menos si esa persona es como yo… - mi voz parecía ir apagándose conforme iba pronunciando palabra por palabra, el parecía que solo me miraba atentamente manifestando en su rostro una expresión de ternura.

- Ya veo… no te preocupes!, Sabes? Yo conozco a una persona que era como tú, ambos son parecidos en algunos aspectos, y no te culpo por pensar de esa manera Yuuta, hay muchas personas que piensan que Dios los ha abandonado y otras que no creen en él, pero… ¿quién soy yo para juzgarlas?, aunque sabes? Me gustaría ayudarte con eso, quisiera que lo conocieras, aunque parece que no puedes confiar en alguien como yo, y más siendo un conocido de tu padre pero… me esforzaré!, no te preocupes, trabajaremos en ello juntos!, pero… antes quiero preguntarte algo… Vendrías conmigo? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario