A pesar del tiempo que ha transcurrido, parece que la
herida y aquellos momentos que no me gusta recordar, no podrán borrarse con el…
era algo de lo que estaba consciente, un problema no desaparece con el simple
hecho de ignorarlo, y para una persona con una personalidad y voluntad tan
débil como la mía superar algo que te ha lastimado profundamente y lo sigue
haciendo parece imposible…
Hay momentos en los que me gustaría superarlo, olvidar
todo lo que paso y seguir adelante, y sé que puedo ser capaz de lograrlo, ser
feliz, pero de una extraña y tonta manera no quiero. El dolor se ha convertido
en algo que siempre está dentro de mí, algo que siempre está presente y me
recuerda que aunque todo parece marchar bien, al final será destruido por algún
inesperado y triste suceso que volverá a hacerme caer en una profunda
depresión. Pero… ¿eso no es lo emocionante de la vida? No saber qué será lo que
te depara un futuro próximo pero, seguir adelante disfrutando de una vida que
algunas personas no pueden ya que no tienen esas posibilidades en un mundo tan
corrupto y destruido, realmente es así pero, llegue a un punto en el que todo
eso para mí se había convertido en algo vacío y sin sentido, por lo que
reflexionando acerca de lo que había pasado caí tontamente en el hecho de
pensar que todo el dolor que cargaba era mi parte de mi, era mi orgullo, y no
quería deshacerme de él, porque… pasar por todo eso y superarlo tan fácil? ¿Y
dejar todos los recuerdos atrás? Estaba tan perdido que decidí seguir ese
camino, sea el lugar al que me llevara.
Vivo en un pequeño y tranquilo pueblo llamado Kakunodate
que se encuentra en la prefectura de Akita, allí vivo con mi madre y mi
padre…bueno, el tiene un importante trabajo del que nunca habla con nosotros, y
realmente creo que prefiero no saber en qué trabaja, pero sé que es en algún
lugar de América, su trabajo parece quitarle todo su tiempo, por lo que máximo
lo veo una vez al año, aún así no tenemos una gran relación de padre e hijo por
lo que pienso que es más tranquilo de esta manera.
- Todo está oscuro… mi
cuerpo… duele.
Me levanté de donde estaba y observé el lugar en el que
me encontraba, me pareció extraño, lo único que recuerdo era mi regreso de
clases, solo eso. Todo mi cuerpo estaba adolorido, muy apenas podía moverme,
parecía que una enorme piedra hubiese estado encima de mí, y a parte mi cabeza
daba vueltas y vueltas. Acaso tropecé con algo de regreso a casa y termine así?
A parte, así?! Tanto así? Enojadamente me levante de donde estaba y pude
advertir que me encontraba en el parque más cercano a mi casa. A pesar de lo
extraño de la situación preferí no romperme la cabeza pensando en ello por lo
que mejor no le tomé importancia y decidí seguir con mi camino.
Normalmente siempre paso por este lugar cuando regreso de
clases, el regreso es cálido y pacífico, siempre puedes contar con que habrá la
tranquilidad que necesitas después de un largo y estresante día de clases, y el
panorama que se aprecia es perfecto, simplemente perfecto.
Cerca de aquí se encuentra una pequeña iglesia en la que
a mi madre le gusta estar de colaboradora, pasando por ahí pude ver estaban
organizando algo, tal vez en estas fechas se celebre algo importante, la
curiosidad asaltó mi mente por lo que me acerque para averiguar de qué se
trataba.
Estando ya más cerca logre visualizar a mi mamá, parece
que estaba conversando con alguien.
- Mamá! – me acerqué para saludarla y acabar con mi
curiosidad.
- Yuuta... ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó mi
distraída y amada madre, realmente no sé qué haría sin esa mujer, no es que
dependa mucho de ella ni nada parecido…
- Creo que es porque vivo a dos cuadras de aquí… - respondí
con sarcasmo.
- Haha… cuida tu vocabulario jovencito, ¿que no ves que hay
alguien presente? – a pesar de sus palabras sabía que no lo decía en serio, ni
con esa forma autoritaria que parece, ya que además de ser mi mamá es mi mejor
amiga, así que nuestra relación es muy estrecha.
- Parece que ustedes dos se llevan muy bien – escuche hablar
a la persona que estaba junto a mi madre, su voz… era, como decirlo… ah!
Definitivamente tengo un vocabulario demasiado pobre, pero… al ya prestarle
atención a esa persona, era un chico un tanto más alto que yo, su cabello era
corto, pero como el de una chica, un poco más y le llegaba a los hombros, con
un color café claro y muy liso, no tenía… esto suena extraño viniendo de un
hombre pero, debo admitir que no tenía un mal rostro y, su vestimenta era
totalmente de un color blanco, tan blanco como la nieve, parecía… algo que tal
vez no pueda explicar con las escasas palabras de mi vocabulario, o más bien,
prefería no pensar en ello ya que… es un hombre!!
Después
de mis millones de pensamientos que corrían rápidamente a cada segundo, le
contesté.
- Ahh… ¿qué?, si, si, así nos llevamos todo el tiempo… -
rayos! Desgraciadamente siempre he sido de ese tipo de personas que son muy
obvias cuando algo les atrae, siempre ha sido un enorme defecto para mí y eso
no ha sido muy agradable.
- Ya veo… - a pesar de la faceta de amabilidad que mostró
su rostro, lo dijo más bien en un tono sarcástico, ¿acaso se está burlando de
mi?
- ¡Bueno! – mi mamá corto ese tenso he incomodo silencio –
Gracias por todo Kuromu, espero poder estar viniendo constantemente –
- Claro, espero lo mismo, al parecer a su hijo también le
llamo la atención esto – lo dijo de una amable manera mirándome fijamente, sus
ojos denotaban una cierta y hermosa calidez, que a la vez de verse pacifico y
bello también parecía que esos ojos te atraían como si dentro de ellos hubiese
algo escondido que espera por ser descubierto, tenían una bella forma como si
fueran dos gotitas de agua, y su color… era oscuro, pero sus ojos no tenían un
tono negro sino eran un gris oscuro, un hermoso gris.
- A él? Haha, nunca le gusta acompañarme cuando vengo –
mamá burlándose sarcásticamente de mi como siempre.
- Haha… no me ayudes mamá…
- Está bien! Ahora si tengo que apurarme porque mi programa
de esta hora está por comenzar y ya sabes cómo son estos ocios Kuromu – le dijo
guiñándole un ojo como si se conocieran desde hace mucho tiempo y tuvieran una
gran confianza entre sí.
- Creo que puedo
asimilar eso – le respondió a su gesto mostrándole su lengua como un niño
pequeño y rebelde.
No dije palabra alguna después de lo sucedido, fue algo demasiado
extraño para mi… más bien, fue alguien demasiado extraño para mi… no lo sé, los
sentimientos que estaban presentes en ese momento eran algo desconocido, pero
realmente prefiero no tomarle importancia, ya que es algo… “eso” es, algo
imposible! Precisamente a que me refiero con “eso” y a parte el es un hombre y
yo soy hombre, y está ayudando en una iglesia… en una iglesia! De seguro a de
pensar que este tipo de cosas son malas y en contra de sus creencias.
Ya siendo de noche baje a ver qué era lo que me esperaba
en el comedor, ya estando servida la cena estuve platicando con mamá acerca de
hoy y otras cosas cotidianas y sin importancia de las que normalmente hablamos,
y por inercia pregunte acerca de la persona que estaba con ella en la mañana.
- Y… mamá, ¿quién era la persona con la que estabas
hablando cuando yo llegue?
- Eh?, mmm… Kuromu?, la verdad… ¡no lo sé! – dijo
sonrientemente.
- ¡¿Qué?! Pero si parecía que se conocían de años!
- ¿Tú crees? La verdad es una persona recién trasladada
aquí, conocido de tu padre. – pareciera que paso un largo tiempo en silencio
antes de que volviera a decir palabra alguna – solo llego un día de repente
pidiendo ser colaborador en la iglesia, parece que quiere aprender a convivir
con quienes estamos ahí… pero, ¿porqué preguntas? – aquellas últimas palabras
que probablemente sabía que mencionaría y que al mismo tiempo, no sabía con que
excusa responder, y precisamente me pregunta a mi mismo acerca de ello… ¿porqué
pregunte eso?
- Curiosidad,
curiosidad – tenía que parecer al menos algo normal, como ya mencione
anteriormente, soy demasiado obvio y además de obvio malo para mentir.
Pareció que ignoro
totalmente el hecho de que hubiera mencionado palabra alguna con respecto a esa
persona, pero por mi está bien, prefiero que esto quede como si nada hubiera
pasado.
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Al día siguiente mientras
iba camino al colegio recordé lo ocurrido el día anterior y… no sé porque
cuando pasaba por ahí, pase de reojo mi mirada para ver si aquella persona se
encontraba, lo intente lo más despistadamente posible que pude, pero creo que
no soy bueno para estas cosas por lo que una amiga de mi mamá me saludo y
comenzó a hablarme acerca de muchas cosas a las cuales realmente no presté
atención, me excuse diciendo que tenía que apurarme porque mis clases
comenzarían pronto y noté que realmente comenzarían pronto por lo que me eché a
correr lo más rápido posible.
Ya estaba a punto de
entrar al colegio, iba caminando precipitadamente, ya que por ir corriendo
demasiado rápido me cansé y preferí tomar un descanso… tampoco tengo gran
condición física que digamos… sentí un empujón y emergió mi lado impulsivo, una
de las miles de cosas que no me gustan de mi personalidad descarriada, me enojé
por ello ya que ese empujón fue algo demasiado obvio, entonces gire la mirada y
hable
- Podrías fijarte por donde caminas?! – dije
frustradamente. Cuando lo vi, aquella persona del día anterior… pero se veía
tan diferente… era el mismo?! A juzgar por su ropa no parecía para nada lo que
anteriormente había visto, estaba vestido totalmente diferente, y aparte en su
oreja derecha pude percibir que tenía puestos cinco piercings. Definitivamente
quede en shock total por lo que estaba viendo y aparte… por qué le había
contestado de esa manera?! Ante mi mal educada e imprudente reacción hizo un
gesto como de sorprendido de una manera tan sarcástica y mostro su lengua
descaradamente.
En mi mente solo podía visualizar en letras
gigantes la palabra… ¡¿Qué?!
Quede sorprendido ante tal comportamiento,
¿qué le pasa?, realmente no parecía ser la misma persona que tenía el aspecto
de alguien lleno de paz y calidez.
- Qué ocurre hijo de Ryouta? – al escuchar las palabras que
menciono no pude evitar el quedar completamente atónito, de verdad trabajaba
para mi padre?
- ¿Cómo sabes eso? – lo que decía parecía no tener emoción
alguna, el recordarlo a él solo me traía aquellos doloroso recuerdos que
quedaron grabados tristemente dentro de mí.
- Trabajo para el – el hecho de saber que esta persona
realmente conoce a mi padre y está familiarizado con él hace que mi alma de
paso de nuevo a la tristeza, aunque… siempre ha estado abierta para ella, nunca
hemos podido llevarnos bien, nunca he podido ser lo que espera que sea, tampoco
su forma de tratarme ha ido la más correcta.
- ¿Realmente trabajas para él?, Y… te ha hablado de mi?,
¿por qué sabes quién soy?
- Lo siento, pero en lo que tiene que ver con mi trabajo es
algo de lo que no puedo hablar contigo.
- Y… ¿qué estás haciendo aquí? – no quería sonar de manera
tan precipitada y desesperada, y a parte ayer no me había puesto de esta manera
cuando me madre me conto pero… ahora me parece inquietante saber acerca de esta
persona, y sobre lo que tiene que ver con mi padre.
- Mmm… ¿no entendiste que no puedo hablarte sobre ello? – a
pesar de que aquellas palabras fueron dichas con amabilidad, dolieron,
precisamente no entiendo porque, no tendría que tener efecto alguno sobre mí,
pero me sentía un tanto vulnerable ante todo esto que estaba escuchando.
- Estoy cansado – al decir esto, preferí seguir con mi
camino, a pesar de que ayer el hecho de que estuviera conmigo parecía una
situación demasiado atractiva, en este momento solo quería tenerlo lejos de mi
y dejar de escuchar lo que decía.
- Espera, espera – el momento en que dijo esas palabras
sujetó mi mano. Creo que en ese momento sentí como si todo mi cuerpo fuera
tomado por una extraña sensación de escalofríos.
- Tengo que irme!, Se, se me hará tarde para llegar a
clases – no pude evitar el tono de nerviosismo que denotaban mis palabras.
- Dices… - me contesto levantando una ceja – Sabes que no
irás a clases por que todo lo que te dije fue demasiado para ti, mejor ven
conmigo, no pierdes nada con ello o sí?
- Una parte de mi se sentía atraída por ello, y la otra,
tenía miedo. Quería conocerlo más, siento algo en el que… no es normal, por lo
que preferí no ejercer oposición alguna.
- Vamos sé feliz, sé que puedes lograr superar lo que te
paso, no olvides que… Papá está contigo! – esta vez su voz volvió a tener el
bello tono y la calidez que había mostrado el día anterior.
- Papá?, te refieres a Dios?, No creo que él esté
interesado en estar al lado de alguien que no cree mucho en el que digamos… y
menos si esa persona es como yo… - mi voz parecía ir apagándose conforme iba
pronunciando palabra por palabra, el parecía que solo me miraba atentamente
manifestando en su rostro una expresión de ternura.
- Ya veo… no te
preocupes!, Sabes? Yo conozco a una persona que era como tú, ambos son
parecidos en algunos aspectos, y no te culpo por pensar de esa manera Yuuta,
hay muchas personas que piensan que Dios los ha abandonado y otras que no creen
en él, pero… ¿quién soy yo para juzgarlas?, aunque sabes? Me gustaría ayudarte
con eso, quisiera que lo conocieras, aunque parece que no puedes confiar en
alguien como yo, y más siendo un conocido de tu padre pero… me esforzaré!, no
te preocupes, trabajaremos en ello juntos!, pero… antes quiero preguntarte
algo… Vendrías conmigo?
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